28 marzo, 2024
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COVID-19 define al próximo Presidente de México; China vence en 60 días

1. COVID-19 define próximo Presidente de México
La capacidad de los gobiernos para entender el peligro real de la pandemia del coronavirus COVID-19 y frenarla rápidamente, se ha convertido en la prueba global decisiva para su permanencia en el gobierno o para sus procesos de reelección. De tal manera, puede afirmarse sin peligro a equivocación, que el próximo presidente de México será el gobernador o funcionario público gubernamental que con más eficacia logre controlar al virus en el menor tiempo posible y que, además, sea capaz de transmitir esa eficacia públicamente a la percepción de los votantes.

2. Con China o Estados Unidos
A nivel global ha habido sólo dos curvas de aprendizaje: 1. La que siguió el modelo de China, único eficaz para derrotar rápidamente al virus; 2. La de la Unión Europea y de los gobiernos americanos, con excepción de Cuba. Los resultados hablan por sí solos. Estados Unidos, con un cuarto de la población de China (¡!) ya supera el número de infectados de China. Italia, a su vez, con apenas el 4% de la población china, lo iguala (sic). Ahora, ante los catastróficos resultados de su inoperancia, esos gobernantes buscan culpables por doquier, para que los pueblos no los sancionen. Trump, en peligro de perder las elecciones de noviembre, acusa a China y Bolsonaro amenaza con la dictadura abierta.

3. La catástrofe perfectamente previsible
La evolución de toda esta catástrofe, por supuesto, era previsible, porque el primer epicentro del patógeno en China proporcionó todos los parámetros prácticos y la información básica necesaria para que actuaran los gobiernos: la tasa de expansión del virus, el modo de contagio, la tasa de fatalidad, el genoma y la logística sanitaria indispensable.

El daño económico también era científicamente previsible, al igual que las metodologías necesarias. Cuando el gobierno alemán hace apenas cuatro días (sic) autorizó un plan de rescate por 812.000 millones de dólares, equivalente al 22 % del producto interior bruto (PIB), mostró dos cosas: que estaba dormido en los últimos tres meses y que la dimensión del daño económico posiblemente será comparable al de la Gran Depresión de 1932. Aun así, con una actitud de chamanismo, laissez faire y cínico socialdarwinismo neoliberal, los germánicos al igual que los demás gobiernos burgueses fallaron vilmente.

4. Trump derrotado, Xi triunfa
Cuando Donald Trump elogió ponzoñosamente los esfuerzos del presidente Xi para contener el coronavirus COVID-19 en China, no sabía que sus palabras pronto regresarían a atormentarlo. “El presidente Xi es fuerte, perspicaz y totalmente enfocado a conducir el contraataque al Coronavirus… Hay gran disciplina en China y el Presidente Xi dirige eficazmente lo que será una operación muy exitosa…”, decía con su habitual demagogia. Minimizó el peligro del COVID-19 en Estados Unidos alegando que la influenza estacionaria (seasonal flu) mata a mucho más estadounidenses que el coronavirus y que “la vida y la economía siguen adelante” (life and the economy go on).

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La semana pasada, Trump se vio obligado a declarar una emergencia nacional (national emergency), autorizar un paquete económico de más de 900 mil millones de dólares y colocar a toda Europa bajo cuarentena. En Europa, cuyo número de muertos ya sobrepasó al de toda Asia, la presidenta de la Comisión Europea, la alemana Ursula von der Leyen, usó el mismo newspeak de Trump para ocultar la cínica negligencia e incapacidad operativa de sus gobiernos, diciendo, que los líderes de la Unión Europea “subestimaron” la magnitud del peligro del virus. De tal manera, que mientras la Unión Americana entró en “emergencia nacional” y la Unión Europea cerró en pánico sus fronteras, China clausuró sus 16 hospitales de emergencia en el epicentro epidemiológico de Wuhan, reportando cero casos de infección en ese epicentro.

5. Gran éxito del modelo chino
Ante las mentiras de Trump, que él mismo llama eufemísticamente “truthful hyperbole, an innocent form of exaggeration and a very effective form of promotion“, Xi respondió en su momento con gran mesura y dignidad, afirmando que el Partido Comunista de China (PCC) era “completamente capaz” de detener la epidemia y que libraba “una guerra popular” contra el mal, con una “movilización nacional” y “medidas de prevención y control muy estrictas”.

Hoy, que la epidemia está efectivamente vencida (en su fuerza expansiva) en China y que la estrategia contra-epidémica del país ha demostrado que es el único paradigma eficaz para controlar ese peligro pandémico, la digna respuesta de Xi a la mercadotecnia imperialista de Trump se ha convertido en una incontrovertible verdad empírica. Y, también, en merecido orgullo del sistema de gobernanza socialista del país y del liderazgo de Xi Jinping.

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6. Las claves del triunfo
Gobernando al Estado más eficaz de la sociedad global contemporánea, Xi tenía razones de sobra para estar confiado. Sabía que la sinergia del esfuerzo coordinado del Estado, del Partido y del pueblo, guiado por la ciencia dialéctica materialista del Siglo 21 y apoyado en los extraordinarios avances de la organización y tecnología del país (robots 5G, salas hospitalarias impresas en 3D, sistema monetario digital basado en códigos QR, inteligencia artificial, etc.), garantizaba la victoria de la “guerra de todo el pueblo” contra el patógeno.

La muy rápida secuenciación del COVID-19 por el Dr. Wang Jianwei de la Academia China de Ciencias Médicas mediante next generation sequencing (NGS); la construcción de hospitales con 1000 camas en diez días (¡!); el reciente anuncio, que China ya inició la primera fase de ensayos clínicos con una vacuna recombinante, al igual que la producción industrial masiva del eficaz medicamento japonés Favipiravir (T-705, Toyama Chemical Co, Tokio) y la tasa cero de infección en Wuhan son evidencia irrefutable de vanguardia mundial del socialismo chino en la guerra contra el patógeno.

7. Ciencia china para el mundo
En la revista teórica Qiushi, cuyo nombre significa “buscar la verdad en los hechos” (shí shì qiú shì, 实事求是), el presidente Xi explica sucintamente las claves del éxito chino, las tareas del futuro y el compromiso global de compartir solidariamente los conocimientos y experiencias del modelo con todos los países del mundo. Es obvio que el axioma científico de “buscar la verdad en los hechos”, que ha orientado a la sociedad china por miles de años y que fue “repotenciado” por la “Nueva Revolución Democrática” de Mao Zedong, en 1949, no tiene la misma fuerza cultural conductora en otros países; y que tampoco existe la eficacia del Estado guiado por el PCC, el alto nivel educativo y la estabilidad de las familias chinas en otras latitudes.

 

Sin embargo, aun así, los gobiernos y pueblos del mundo pueden beneficiarse del gran esfuerzo social y científico de China y de su solidaria oferta de compartir su know how anti-epidémico en aras de “un destino común en beneficio de toda la humanidad” –a community of shared future for all mankind (Xi).

8. Solidaridad china para el mundo
Que el “futuro compartido de toda la humanidad” no es una simple figura retórica de política exterior se muestra en los hechos: 250.000 mascarillas y cuatro expertos epidemiológicos fueron enviados a Irán, donde las criminales sanciones de Trump agravan la crisis de salud pública; 100.000 mascarillas de alta tecnología, dos millones de mascarillas ordinarias, un millar de ventiladores pulmonares, en total 31 toneladas métricas, y dos equipos de expertos fueron despachados a Italia; a Madrid llegó un cargamento con 8 millones de mascarillas y 100.000 reactivos; a Francia, 1 millón de mascarillas; a Corea del Sur, China ha donado más de un millón de máscaras y otro material médico; 5.000 trajes protectores y 100.000 máscaras fueron a Japón; 12.000 kits diagnósticos a Pakistán; 300.000 mascarillas a Bélgica; 1000 kits de pruebas rápidas a Serbia. Last but not least, ayer salió de Shanghái el primer envío de 500,000 kits diagnósticos y un millón de máscaras protectoras a California, donadas por el billonario Jack Ma. En total, alrededor de ochenta países se han beneficiado de la cooperación con China.

9. Nueva York quiere nacionalización
El millonario alcalde de Nueva York, Bill De Blasio, criticó públicamente al gobierno de Trump por su inoperancia y la falta de kits diagnósticos, ventiladores, máscaras, ECMOs y otros equipos protectores, en la Unión Americana. Estamos en un escenario de guerra, al cual el gobierno de Trump responde con una “actitud de Mar-a-Lago —“We are in a wartime scenario with a Mar-a-Lago attitude being used by the federal government”— declaró el alcalde del centro más poderoso del capitalismo mundial y demandó, superando al “socialista democrática” Bernie Sanders, “la nacionalización de las fábricas que pueden producir los suministros que necesitamos”: “the nationalization of factories that can produce the medical supplies we need.” En otras palabras: la eficacia del Estado socialista chino hace la diferencia con la inoperancia del Estado capitalista neoliberal.

10. Negligencia criminal de Washington
El gobernador del estado de Nueva York, Andrew Cuomo, comparó la cínica negligencia del gobierno neoliberal de Trump ante el COVID-19 con el criminal estilo de gobierno laissez faire del presidente neoliberal George Bush ante el huracán Katrina. En palabras de Cuomo, la fallida política epidemiológica de Trump “es la versión de salud pública del huracán Katrina”. “Sabíamos que esto (la epidemia-H.D.) estaba sucediendo en noviembre y diciembre. Vimos a China. China hizo unas 200,000 pruebas por día. Corea del Sur realizó alrededor de 15,000 pruebas por día. Estados Unidos solo ha realizado unas 5,000 pruebas hasta la fecha”, dijo Cuomo en una crítica pública devastadora. Tiene razón. El escrutinio masivo y sistemático, junto con la cuarentena inmediata, es la variable más importante en la derrota del COVID-19.

 

11. Desidia delincuencial de la Unión Europea
La crítica de Cuomo, por supuesto, es válida para Italia, España y la Unión Europea entera. Desde la aparición del virus en China, expertos del país e internacionales han enfatizado sin cesar, que la acción sistemática y contundente del Estado chino en la primera fase de la epidemia fue el elemento decisivo para contenerla. Pero, atrapados en su ideología y función de clase anticomunista, su soberbia racista frente a China y el oportunismo de sus aparatos capitalistas de guerra psicológica (medios de “comunicación”), siguieron con sus mentiras sobre la supuesta violación de los derechos humanos de China por la cuarentena de la provincia de Hubei.

Ahora, sus ciudadanos están pagando con enfermos y muertos el precio de su negligencia gubernamental, ineptitud operativa y actitud ideológica de guerra fría, que los han dejados sin preparación logística ni previsión estratégica ante la pandemia. Actuaron con el cinismo típico del laissez faire neoliberal, las mentiras de la democracia burguesa y culpando a China por el supuesto “Virus de Wuhan”. Ahora, vencidos por la realidad de la pandemia, andan buscando a quién culpar del desastre y mantenerse en el poder, calumniando alternativamente a China y Rusia y actuando con la lógica del socialdarwinismo; sabiendo, que los ricos sí tendrán atención hospitalaria adecuada conforme a los estándares de la medicina del Siglo 21, mientras que los pobres morirán por falta de médicos, camas, equipo y recursos.

 

12. ¿Guerra biológica o evento natural?
Ante el tsunami de crítica a Trump, que le puede costar la elección presidencial, y ante el enorme costo económico para el capitalismo global –a diferencia de China, cuyo PIB volverá a crecer este año entre el 5 y 6%– los gobiernos burgueses atlánticos acusaron a China de “iniciar una pandemia global” (Departamento de Estado). El mismo Trump insiste, con su habitual ignorancia, que hablar del “virus chino” es una forma “muy adecuada” para referirse al COVID-19. De hecho, al etiquetar el fenómeno geopolíticamente, Trump agrega una mentira más a los 17.000 fake news que ha producido en los últimos tres años, según el Washington Post Fact Checker.
De los alrededor de 1450 patógenos humanos conocidos, casi dos terceras partes son zoonóticos. Es decir, transmitidos vía una interfase animal-humano. Mientras no se conozca esa interfase y el “paciente cero” (primer enfermo), no hay forma científica para identificar el lugar de procedencia del COVID-19. De ahí, que el argumento de Beijing, de que no hay evidencia para demostrar que el lugar de origen del patógeno es Wuhan y que el virus fue posiblemente introducido en octubre pasado por una delegación militar estadounidense en esa localidad, es absolutamente válido. De hecho, China podría argumentar una hipótesis forense muy fuerte basada en evidencia circunstancial, que satisfaría, entre otros, los aspectos de motivo (cui bono), de intencionalidad y de antecedentes históricos. Por razones de espacio mencionamos solo algunos antecedentes forenses ampliamente documentados por científicos estadounidenses.

13. Experimento biológico en Nueva York
Entre 1949 y 1969, Estados Unidos realizó al menos 239 experimentos de un “programa de pruebas de guerra de gérmenes”, que utilizaron bacterias para simular armas biológicas y que se llevaron a cabo en civiles sin su conocimiento o consentimiento. Todas estas bacterias son “consideradas patógenas ahora”. En uno de los experimentos sobre “La vulnerabilidad de los pasajeros del metro en la ciudad de Nueva York para el ataque encubierto con agentes biológicos”, agentes secretos rompieron bombillas llenas de casi 175 gramos de la bacteria bacus subtilis, aproximadamente 87 billones de organismos en cada uno, para luego medir su propagación a través de los túneles y trenes del metro.

Las nubes envolvían a la gente cuando los trenes se alejaban, pero ellas no sospechaban nada. A raíz de este experimento, los científicos del ejército concluyeron que los pasajeros del tren tardaron entre cuatro y 13 minutos en estar expuestos a la bacteria. Cinco minutos después de que las bacterias fueron liberadas en la estación de la calle 23, las bacterias podían ser detectadas en cada estación entre la calle 14 y la 59, según el informe. Entre el 6 de junio y el 10 de junio, calcularon que más de un millón de personas estaban expuestas.

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En julio del año pasado, la primordial institución de control del sistema de salud pública estadounidense, los Centers for Disease Control and Prevention (CDC), prohibió al principal centro de guerra biológica del ejército estadounidense en Fort Detrick, Maryland, seguir con sus trabajos sobre los más letales agentes patógenos “selectos”, como el Ebola y el anthrax, entre otros, porque una inspección de los CDC encontró serias fallas en el sistema de esterilización de los materiales usados (sic).

14. ¿Qué pasará en América Latina?
El único país de América Latina que tiene un sistema de gobierno eficaz semejante al de China, y que cuenta con las experiencias de planeación estratégica, organización de masas, nivel educativo, sistema de salud pública y logística científica comparable, mutatis mutandis, a China, es Cuba. Cuenta, además con la ventaja geográfica de ser una isla y no jugar un papel de hub en el comercio mundial. El impacto de la pandemia en la isla será, en consecuencia, comparativamente bajo.

Lamentablemente, no puede decirse lo mismo de los demás países latinoamericanos, porque siguen el equivocado rumbo de los gobiernos europeos y de Washington, en lugar de emular la exitosa experiencia de China. Los pueblos latinoamericanos pagarán los costos de esa extravagancia evitable de los gobiernos criollos. Pero, los mismos gobiernos burgueses también pagarán un alto precio. Los que no hacen caso a la evidencia científica preventiva y terapéutica del control de la pandemia, acumulada a nivel mundial, sino que pretenden tranquilizar al pueblo y las clases medias con frases generales y, acaso, la “fuerza de la fe”, serán removidos del Estado mediante elecciones, grupos de presión o masivas protestas sociales.

El hecho de que ante este peligro de remoción hasta los cínicos neoliberales Trump y Bolsonaro recularon de sus cínicas estrategias de minimización e improvisación, debe de hacer reflexionar a todos los gobiernos socialdemócratas de la Patria Grande.

¡Pero, parece que no entienden, que en el manejo del COVID-19 se juegan su propia existencia!